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Visitamos a María en su casa

Actualizado: 23 sept 2021



Este 18 de septiembre se realizó una vez más la peregrinación de hispanohablantes al santuario mariano de Schoenstatt en Vallendar y muchos de nuestros hermanos vinieron desde las misiones o de forma particular a encontrarse con María en este hermoso lugar lleno de gracia.

Hemos entrevistado a la Hermana Carolina, perteneciente a la congregación de las hermanas de María para que nos explique en profundidad en qué consistió esta invitación:


Hermana Carolina, ¿Cuál es la misión que le ha tocado desarrollar aquí en Alemania?


Nosotras como Hermanas de María estamos llamadas a ser un reflejo de María para las personas que nos tocan servir, allí donde Dios lo quiere. Lógicamente que para mí, personalmente, es una alegría muy grande poder también recibir y acompañar a los peregrinos que llegan aquí al santuario original de Schöenstatt, que para nosotros es una fuente de gracia. Esta es una de mis tareas principales, y por el otro lado también acompañar el desarrollo de la campaña del Santo Rosario conocido como la Virgen Peregrina que está presente en varias de las misiones aquí en Alemania, y también en Luxemburgo. Para mí es un regalo muy grande de Dios este servicio y la posibilidad de en alguna medida “ser María” y desde la pequeñez, “regalar a María” a todas las personas que llegan aquí.



¿En qué consistió esta invitación de esta peregrinación mariana del 18 de septiembre?


A todos aquellos que quieran tener un encuentro con María, el santuario se ofrece como un hogar, con la gracia de cobijamiento, que es la primera gracia que la Virgen regala en todos los santuarios de Schoenstatt en el mundo, pero de manera especial en el lugar de gracias original aquí en Vallendar. Por eso esta es una invitación a peregrinar para tener un encuentro personal con la Virgen y poder decir como los apóstoles dijeron a Jesús en el Tabor que querían hacer sus tiendas y exclamaron: “¡Qué bien que estamos aquí!”

Queremos que cada una de las personas que peregrinen este sábado 18 al santuario, puedan experimentar justamente ese gozo y decir: “¡Que lindo! ¡Qué bien que estamos aquí! ¡Aquí queremos tener un lugar!” Y en el fondo ese lugar es el corazón de la Virgen, que es nuestra madre y nuestra educadora.


¿Cuál se podría decir que es la gracia especial que se recibe en la visita al santuario de Schoenstatt?


El santuario es un lugar apropiado a para descubrir a María como nuestra madre y nuestra educadora y saber que en ella tenemos también una compañera para nuestro camino de vida. El núcleo de la espiritualidad de Schoenstatt, y el misterio que esconde el santuario es: la alianza amor con la Virgen María. En una alianza siempre sabemos que hay dos partes, y María nos invita a que hagamos una alianza con ella. A que realmente podamos regalarle nuestro corazón con la certeza de que ella también se regala totalmente a nosotros con su hijo. María nos recibe como madre nuestra y de Jesús, y a través de ella llegamos a Jesús. Y por Jesús a la presencia de Dios. Y eso es lo que nos quiere regalar María, que podamos acercarnos a su corazón. Que nos tomemos de su mano de madre, y nos confiemos a su educación. Pero no de una forma pasiva, de forma activa. Por eso la Alianza tiene este secreto que es una vinculación activa en la que, en ese intercambio de corazones, se despiertan todas las fuerzas de nuestra alma, nuestra entrega por Dios, por los hermanos, pero con la certeza de que tenemos, como mencionaba, una madre y una educadora.



¿Cuáles son sus anhelos para la misión que tiene por delante?


Mi anhelo es que los hispanohablantes en Alemania puedan descubrir en María a esa madre que nos da la valentía para anunciar el Evangelio con nuestro ejemplo y nuestra coherencia de vida. Esto tiene mucho que ver con las tres gracias que la madre regala a los peregrinos que con fe llegan al santuario:

El cobijamiento: el poder sentirse en casa con María

La transformación interior, que potencia lo que cada uno de nosotros recibió como talento para compartir con los demás y nos ayuda a percibir lo que deberíamos mejorar o pulir para ser reflejos de lo que es Dios mismo.

El envío apostólico, justamente la mejor forma de ser Apóstol es con coherencia de vida. De nada sirve que anunciemos algo con nuestras palabras y vivamos otra. La mejor forma de comprometernos es vivir aquello que anunciamos a que le da sentido a nuestra vida


Ese es el anhelo que tengo.

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